Por Erubey Gutiérrez R.
“Aquí voy en esta nube gris, con tanta necedad, echando chispas
exiliado en el descaro de vivir como un tumor maligno, en tu sonrisa
verás que no estoy solo somos muchos los proscritos
los bastardos, los malditos” Francisco Barrios - Prohibido
Hay temas que son importantes de revisar a detalle, porque existen diferentes posturas, teorías, ideas, argumentos. Uno de ellos es la migración. Desde hace más de una década la crisis migratoria de regiones en conflicto o con grave situación de miseria hacía zonas con mejores condiciones de vida, se hizo presente de manera intensa. Si bien siempre la migración ha caracterizado al mundo civilizado, en estos años muchas voces tratan de tener la verdad absoluta sobre las causas reales. Esto genera la polémica de quienes hablan de una consecuencia natural de la guerra, de la discriminación, de la violencia y la pobreza. Otros dicen que son movimientos orquestados para poner en crisis a EEUU o regiones dominantes como la Unión Europea. Y en medio de este debate, las vidas humanas.
Ante este fenómeno social, Donald Trump construyó un discurso sólido y contundente para ganar los votos de los estadounidenses inconformes por la presencia de los migrantes ilegales que para ellos eran los que les quitaban los empleos, encarecían los servicios de salud y generaban delincuencia y desorden en la sociedad “americana”, así como el temor de que en la migración ilegal se infiltraran terroristas de países “enemigos” de la “libertad”. Sabemos que ganó, y en su afán por consolidarse y reelegirse, ha presionado a los gobiernos de México (primero al de Peña y ahora al del señor López) para que contengan el flujo de migrantes por el territorio y llegar a la frontera norte. Para ello se ha valido de discursos, de presiones presupuestales para que el Congreso le autorice los recursos para construir un muro que impida el paso de personas de forma ilegal. Sin embargo, ha sido con el gobierno de la 4T con quien más a podido avanzar en sus objetivos.
Ya hemos descrito las presiones arancelarias con las cuales logró que México desplegara a la Guardia Nacional a la frontera sur, y con tristeza comenzamos a ver las escenas de la represión con la que han sido contenidos los migrantes que intentan cruzar la frontera con Guatemala principalmente. De la misma manera nos hemos quedado asombrados por el hacinamiento en el que son confinados los migrantes en los centros de control, incluso hay pendientes un par de casos de migrantes que han muerto dentro de esas instalaciones y que a la fecha nada se sabe de las causas reales o si hubo negligencias en su cuidado y atención. La migración ilegal de centroamericanos, caribeños (principalmente haitianos) y hasta de africanos que arriban a costas de Centroamérica para desplazarse por tierra y llegar a tierras mexicanas, y de ahí el salto a la frontera con EEUU, sea vuelto un conflicto que en días pasados volvió a explotarle en las manos al señor de Palacio, a al presidente en funciones Marcelo Ebrard y a su valet el señor Durazo. Mientras, las voces que hace un par de años gritaban a pecho abierto el servilismo y las vejaciones a las que eran sometidos los migrantes, hoy callan como momias y se someten a la lealtad al habitante de Palacio Nacional. (te hablo Juan para que me entiendas Alejandro… Solalinde)
Las imágenes de los elementos de la GN deteniendo con violencia a los migrantes ya han dado la vuelta al mundo. Y a pesar de quienes dicen que es correcto evitar el flujo ilegal de personas por el país, la realidad es que se violan sus derechos humanos, las leyes mexicanas y los tratados que se han firmado respecto a la migración de personas. Y todo ello, por más que se pretenda distorsionar, es a causa de la presión de Trump sobre un gobierno que un día declara que los migrantes pueden transitar libremente por el país, que hay empleo para ellos, y hasta becas de manutención para los que están en la Ciudad de México, para al siguiente día observar la bota que se vuelve un ladrillo más en el muro que juramos no pagar nunca, y lo estamos pagando con cada uno de los elementos de la GN que parecen gritar “un ladrillo en cada hijo te dio”.
Ojalá tuviéramos una institución que garantizara los derechos humanos en este País.