La crudeza de ‘los olvidados’

11.19.2019
Cultura

Sólo duró un fin de semana en la cartelera debido a la incomodidad que generó en un amplio sector de la población y del mundo actoral, como fue el caso de Jorge Negrete, quien no tuvo reparo al decir que si no hubiera estado de gira fuera de México, habría prohibido su rodaje al ser el secretario del Sindicato de Actores.


“A más de sesenta años de su estreno Los olvidados sigue causando mucha conmoción porque la situación social no se ha arreglado; al contrario, ha empeorado y, sobre todo, para el cine mexicano de la época, sí fue una afrenta el que de pronto un cineasta español llegara a hablar así de México”, expresó José Antonio Valdés, subdirector de Información de Proyectos Especiales de la Cineteca Nacional.


“En Los olvidados también se estaba negando que México se estuviera convirtiendo en un país de primer mundo, como se supone que iba ser. Estábamos en pleno gobierno de Miguel Alemán, estamos en plena urbanización y de repente aparecen estos personajes que muestran una barbarie”.


“Hay otro punto más que también tocó, como el hecho de planteó que los pobres no por ser pobres son buenos, que los niños no por ser niños no se saben defender, como cuando en la película el personaje del Ojitos le dice a Meche que le entierre las tijeras al ciego que la estaba tocando. Así que lo que propuso fílmicamente Buñuel era muy adelantado para su momento”, añadió el también investigador.


Pero como suele pasar con muchos de los filmes que en su propia casa son vapuleados, en el extranjero Los olvidados triunfó en cuanto a crítica y aceptación gracias a la exhibición que tuvo en 1951 en el Festival de Cine de Cannes, donde fue nominada al Gran Premio del certamen galo y en donde el realizador aragonés se alzó con el premio de Mejor Director.

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