Conoce las 4 zonas arqueológicas de Querétaro

4.30.2023
Cultura

Querétaro es un estado de México con una rica historia y patrimonio cultural. En este sentido, las zonas arqueológicas son una muestra de la influencia que diversas culturas prehispánicas tuvieron en esta región, aquí te platicamos un poco de las cuatro zonas arqueológicas.

La zona arqueológica de Toluquilla, ubicada en una meseta alargada, debe su nombre a la raíz náhuatl “tolloa” que significa “jorobarse” y la partícula castellana “illa”, lo que se traduce como “Cerro Jorobado” o “Jorobadillo”. Este sitio cuenta con excavaciones que forman superficies planas de distintos niveles y fue construido en tres ejes de circulación y cuatro juegos de pelota. Además, se caracteriza por la superposición de edificaciones nuevas sobre otras más antiguas, logrando así mayor altura y longitud. Los muros de la zona fueron cubiertos con finas capas de estuco decoradas que con el paso del tiempo se han desgastado.

La zona arqueológica de Ranas, ubicada en el suroeste de la Sierra Gorda, debe su nombre al poblado de San Nicolás Tolentino en el Parajes de las Ranas, según el INAH. Construida para controlar los accesos de forma estratégica, esta zona arqueológica se asocia con la explotación minera del cinabrio, un pigmento de gran demanda entre los pueblos mesoamericanos. La presencia de cerca de 14 bocaminas prehispánicas en el sitio arqueológico evidencia la importancia de la minería en la economía de Ranas. Bartolomé Ballesteros fue quien nombró la zona arqueológica de Ranas en 1872.

La zona arqueológica de El Cerrito, ubicada a 7 km de la ciudad de Querétaro, debe su nombre a su estructura principal, un basamento piramidal de 30 metros de altura, según el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Además de la pirámide, este sitio cuenta con altares y plazas, así como con un Museo de Sitio conformado por 4 salas y 125 piezas prehispánicas. A lo largo de su historia, El Cerrito ha recibido diferentes nombres, como San Francisco Anbanica, que significa “templo alto” en otomí, el Cerrito de Cascajo y el Cerrito Pelón. En la actualidad, es conocido popularmente como la Pirámide del Pueblito.

La zona arqueológica de Tancamá fue un asentamiento prehispánico compuesto por tres plazas en desnivel que simulan un cerro. Su máximo esplendor lo alcanzó en los años 700 a 900 de nuestra era. Ahí se encontraron entierros que denotan su carácter ceremonial y astronómico.

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