Ricardo Flores Magón, luchó desde su juventud en diferentes guerras que mataron el rumbo del país, como la intervención estadounidense en México y la Guerra de Reforma.
Realizó sus estudios en la Escuela Nacional Preparatoria para posteriormente ingresar a la Escuela Nacional de Jurisprudencia, en la cual permaneció solo tres años, pues la abandonó para concentrar sus energías en la lucha contra la dictadura.
Hoy en día, Flores Magón es considerado una pieza clave del moviendo que convulsionaría y transformaría la realidad social de México en el siglo XX. Todas sus ideas y activismo político fueron esenciales para hacer posible el estallido de un proceso de transformación nacional: la Revolución mexicana.
Su postura política estuvo determinada por sus lecturas anarquistas y socialistas y fue el mismo anarquismo donde encontraron el sustento de su pensamiento y acción.
“El anarquismo no es un sistema de libertinaje, sino uno que, basado en la Ciencia, nos enseña que todos los seres humanos somos iguales y por lo mismo, nadie tiene derecho de hacer que los demás le obedezcan, ni nadie tiene la obligación de obedecer, esto no es libertinaje, esto es justicia” así definía su postura.
Estas ideas se convirtieron en el impulso de su participación en el movimiento antirreeleccionista como periodista. En 1893 vio la luz “El Demócrata”, periódico fundado por el pintor impresionista Joaquín Clausell y en el que Ricardo Flores Magón figuró como uno de los jóvenes editores.
Este periódico se convirtió en uno de los detonantes de las primeras acciones en masa de los trabajadores en México, ya que no se limitó a consignar noticia o hechos, sino que plasmó y defendió ideas y principios hasta convertirse en una herramienta de difusión.
En mayo de 1901, Ricardo y su hermano fueron encarcelados tras ser acusados de difamación, razón por la que decidió exiliarse en Estados Unidos una vez que fue liberado.
A pesar de que creyó que en este país encontraría una mayor libertad para expresar sus ideas, el poder porfirista parecía perseguirlo y nuevamente fue encarcelado en 1918.
Flores Magón nunca abandonó su labor en la prensa, ya que creía que la prensa era luz y una herramienta para educar.
