¿Quién fue Benito Mussolini?

9.23.2020
Historia

El Fascismo surgió entre la Primera y Segunda Guerra Mundial. Fue un movimiento político y también una ideología originada en Europa Occidental, normalmente asociado al nacionalismo extremo originado en Italia con Benito Mussolini.

La debilidad de los sucesivos gobiernos, para contener y dominar los desórdenes, despertó en los grandes empresarios y en la clase media, el temor de que Italia estaba al borde de la revolución comunista. Precisamente en esas circunstancias aparece el Partido Fascista dirigido por Benito Mussolini.

Benito Mussolini (1883-1945) fue hijo de un herrero. Vivió una infancia difícil. Tras un gran esfuerzo llegó a ser maestro, pero por sus ideas fue perseguido y tuvo que refugiarse en Suiza. De regreso a Italia se dedicó al periodismo, fundando el periódico “IL Popolo de Italia”, para lograr que su país entrase en la guerra. En ella luchó bravamente, siendo herido e ingresando al hospital, donde permaneció mucho tiempo.

El 23 de marzo de 1919 fundó, en Milán, los fasci di combatimento o unión de antiguos combatientes con el objeto de luchar contra la política interior y la defensa del país ante el peligro marxista. En 1921 fue elegido diputado por Milán, oportunidad en que solicitó la disolución del parlamento y la participación del fascismo en el poder. En 1922, ante una huelga general de Italia, cien mil de sus partidarios llamados los “Camisas Negras” llevaron a cabo la Marcha sobre Roma, rompieron la huelga e hicieron caer al gobierno del primer ministro Luigi Faeta y el rey Víctor Manuel III. Mussolini quedó encargado y luego fue elegido como primer ministro. Poco después era el jefe del partido o Duce y, en la práctica, era el Jefe del Gobierno italiano, implantando el gobierno fascita. En cambio, Víctor Manuel III conservó su real título en forma nominal.

Los fascistas, organizados por el ex-combatiente Benito Mussolini, acostumbraban llevar camisas negras y saludar con los brazos en alto. Tenían una ideología de inspiración radical y opuesta, igualmente, al capitalismo y al comunismo. Sin embargo, ya en el poder, pactó con las fuerzas capitalistas, derivando hacia una posición reaccionaria de fuerza.

El movimiento, en un principio débil y limitado, desarrolló con el devenir de los años un dinamismo, que ningún enemigo podía desafiar; una rudeza que ningún otro partido podía igualar. Sin este dinamismo y violencia nunca hubiera podido triunfar. Además contó con la ineptitud del gobierno liberal, la debilidad del parlamento, la ayuda del ejército, la policía y las autoridades administrativas.

En la cima del poder, el fascismo suprimió toda oposición; eliminó a todo elemento contrario en el Parlamento. Los partidos y las organizaciones contrarias al gobierno fueron disueltos; los periódicos, prohibidos de circular; los ciudadanos acusados de crímenes contra el Estado no podían presentar testigos ni tenían derecho de apelación. Los líderes de la oposición y todos aquéllos que no estaban dispuestos a pactar con el fascismo, fueron obligados a emigrar o desterrados a pequeñas islas lejanas.


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