Mucho se habla de Josefa Ortíz como la mujer que detonó a tiempo el movimiento que a la postre dio origen a México como nación libre e independiente luego haber permanecido durante mucho tiempo como una colonia española, la Nueva España, le nombraban; sin embargo, detrás de Josefa estaba su compañero de vida y el que para entonces, poseía un peso específico dentro de la estructura gubernamental, se trataba del Corregidor, Miguel Domínguez.
Nacido un 20 de enero de 1756, Miguel fue el cuarto hijo de Josefa Alemán y Miguel José Domínguez, ambos españoles. Desde temprana edad estudió leyes en el Colegio de San Ildefonso, de donde se tituló como abogado, siendo a sus escasos 19 años ya un defensor reconocido e incluso miembro del Colegio de Abogados.
A los 35 años se casó con Josefa Ortíz, un 23 de enero de 1791 en el Sagrario Metropolitano de la Ciudad de México. Ocupó diversos puestos en la oficina de tesorería durante el gobierno virreinal y en 1802, el virrey Félix Berenguer de Marquina, lo designó corregidor de la ciudad de Querétaro, sin saber que años más tarde sería uno de los que fraguaran el movimiento por la independencia de México.
Ese mismo puesto que le había colocado en el ojo decisivo del estallido de la guerra por la independencia sería también motivo de su penitencia, pues al descubrirse la conspiración, fue obligado por las autoridades virreinales a perseguir a los sublevados, entre ellos su esposa, a quien prefirió encerrar en una habitación del hoy Palacio de Gobierno, en ese entonces, se trataba de la cárcel del estado, complejo que él mismo administraba.
Gracias a este movimiento, Josefa pudo alertar a Ignacio Pérez, quien era alcaide de la cárcel, a cerca de que el Virrey había descubierto a la conspiración, suceso que convertía en inminente la puesta en marcha del movimiento. Pérez se dirigió hacia San Miguel el Grande, hoy San Miguel Allende, donde notificó a Juan Aldama, en tanto las fuerzas reales arrestaban a Epigmenio y Emeterio González, luego de que una persona les señalara por el acopio de armas y pólvora, indumentaria que finalmente hallaron en su casa.
Ignacio Pérez terminó por alertar a Miguel Hidalgo en Dolores a cerca de que la conspiración había sido descubierta, facilitando el estallido del movimiento conducido principalmente por el cura e Ignacio Allende, militar de profesión y general de las fuerzas independentistas.
Fue en 1813, que Miguel Domínguez junto a su esposa, fueron hechos prisioneros por las autoridades virreinales permaneciendo en el convento de La Cruz en Querétaro, posteriormente su esposa fue enviada al convento de Santa Clara en la Ciudad de México y él fue liberado. Destituido como corregidor de Querétaro, se trasladó a la Ciudad de México donde se le permitió visitar a su consorte. El virrey Juan Ruiz de Apodaca le concedió una pequeña pensión.
En 1823, tras la Independencia de México fue en cinco ocasiones miembro suplente del Supremo Poder Ejecutivo del gobierno provisional que dirigió la nación tras la caída del Primer Imperio Mexicano de Agustín de Iturbide. En 1824, fue designado primer magistrado y presidente de la Suprema Corte de Justicia, cargo que desempeñó hasta su muerte. Falleció el 22 de abril de 1830 en la Ciudad de México.
