En el siglo XIX, una brillante hazaña de la ingeniería comenzó a crearse, la cual actualmente es visitada por millones de turistas del mundo; hablamos del puente de Brooklyn, un puente colgante que atraviesa East River desde Brooklyn hasta Manhattan en la ciudad de Nueva York.
Dicha estructura fue diseñada por el ingeniero civil John Augustus Roebling, siendo el primer puente en utilizar acero para cable de alambre, además durante su construcción se utilizaron por primera vez explosivos dentro de un cajón neumático.
A pesar de que ha sido designado como Monumento Histórico Nacional por el Servicio de Parques Nacionales de EE.UU, su construcción enfrentó diversas dificultades.
Iniciado en 1869, atravesó una complicación muy grande, la muerte de su diseñador; Roebling murió como resultado de un accidente, por lo que su hijo, Washington Roebling, tuvo que asumir su cargo, sin embargo sufrió de una grave enfermedad durante la fundación del muelle de Nueva York en 1872.
Además, por lo menos 20 trabajadores fueron asesinados durante la construcción y muchos más sufrieron enfermedades por descompresión.
A pesar de eso, Washington decidió continuar dirigiendo las operaciones con la ayuda de su esposa, Emily Warren en su apartamento de Columbia Heights.
Más complicaciones comenzaron a presentarse, entre ellas una explosión de aire comprimido, al igual que un severo incendio que ardió durante semanas en otro cajón, además un cable se separó del anclaje en el lado de Manhattan y se estrelló contra el río.
Actualmente el tramo principal del puente cuenta con 486 metros, lo que lo convirtió en el más largo del mundo hasta la finalización del ente voladizo Firth of Forth en Escocia en 1890.
Las torres del puente de Brooklyn están construidas con piedra caliza, granito y cemento, su cubierta sostenida por cuatro cables transporta tanto el tráfico de automóviles como el de peatones.
