La vida de las estrellas

12.12.2019
Ciencia y Tecnología

Al final de su existencia, alrededor del 95% de las estrellas evolucionan a gigantes rojas que, al final de su ciclo vital, se desprenden de su masa a través de lo que se conoce como un viento estelar. Se desvanecen entonces en forma de nebulosas planetarias con un núcleo estelar caliente llamado enana blanca.


Personal investigador de 14 instituciones científicas europeas ha detectado la existencia de una interacción binaria en este proceso astronómico que había pasado inadvertida para la comunidad científica. Esta nueva investigación aporta una explicación alternativa a las altas tasas de pérdida de masa que se suponía regían el final de la vida de las estrellas gigantes más masivas.


El trabajo, que publica la revista Nature Astronomy, revela que estas estrellas pierden masa a un ritmo mucho menor del que se pensaba. El viento estelar no es más intenso de lo normal, pero se ve afectado por una pareja que, hasta ahora, se había pasado por alto: una segunda estrella que rodea a la gigante roja.


Como consecuencia de este descubrimiento, se desprende que las estrellas gigantes más masivas necesitan más tiempo para depositar sus entrañas químicamente ricas en su entorno, afectando al enriquecimiento del medio interestelar y, por tanto, a la evolución química de la galaxia.


La interpretación de esta investigación, ha mostrado de manera convincente que la última fase evolutiva de estas estrellas viejas no está caracterizada por un corto “superviento extremo”, sino más bien por una fase de “viento normal” mucho más larga. En otras palabras, “las viejas estrellas tardan más en morir”, o también, “las viejas estrellas viven más”.

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