La Guerra Cristera: El conflicto armado entre la iglesia y el Estado

7.31.2020
Historia

La Guerra Cristera fue un enfrentamiento armado en México de 1926 a 1929 en el que se enfrentaron grupos religiosos contra el gobierno en represalia a las políticas de intolerancia religiosa promulgadas por el gobierno de Plutarco Elías Calles. En la Guerra Cristera se enfrentaron creyentes y militares del gobierno de Plutarco Elías Calles, quien había impuesto leyes que limitaban la libertad de culto y con ello la libertad de expresión.

Causas principales de la Guerra Cristera:

  • El apoyo que brindó la Iglesia a Porfirio Díaz y su gobierno.
  • La expropiación de bienes a la Iglesia.
  • La limitación a la libertad religiosa que se dio desde la promulgación de la Constitución de 1917.

La  iglesia era la única entidad de carácter nacional arraigada en el pueblo mexicano y ligada a él por relaciones económicas, ideológicas y morales como una organismo nacional, que lejos de debilitarse después de la independencia de 1810, fortaleció a sus instituciones.

La Cristiada comenzó cuando Plutarco Elías Calles modificó el Código Penal de la Constitución de 1917 para instaurar lo que conocemos como “Ley Calles”, el 21 de junio de 1926. Esta ley buscaba reducir el número de sacerdotes, restringir la realización del culto religioso y aminorar las libertades de los creyentes. Además, se buscaba prohibir las manifestaciones de fe fuera de los hogares.

El enfrentamiento de tres años de duración dejó un saldo aproximado de 250 mil víctimas mortales. La guerra debió terminar en 1929, cuando el episcopado y el gobierno establecieron la paz por medio de acuerdos en común. Sin embargo, al ser este un arreglo entre élites, los campesinos quedaron al márgen de los arreglos y nuevamente se levantaron en armas para la década de los años treinta.

La Segunda Cristiada

Tuvo lugar durante el mandato de Lázaro Cárdenas, pues Calles, antes de terminar su gobernatura, había instaurado la educación socialista. Este hecho fue recibido con tajante desaprobación por parte de los religiosos.

Este conflicto comenzó a perder fuerza entre 1936 y 1940 cuando el Estado permitió la libertad de culto, la suspensión de la educación con tintes socialistas y la apertura de las iglesias.

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