El 24 de marzo de 1982, la Cineteca Nacional sufrió un daño irreparable, el cual generó que se perdieran cerca de 9 mil películas, causando una de las tragedias cinematográficas más grande en la historia de México.
El siniestro inicio en un almacén de películas, en donde se resguardaban valiosos materiales fílmicos en formatos que eran altamente inflamables, entre ellos nitrato de celulosa. Esto fue lo que generó que el fuego se propagara rápidamente, destruyendo gran parte de la Cineteca.
Además de reportarse la perdida de copias únicas de películas de la época de oro del cine mexicano, cuatro trabajadores de la Cineteca Nacional perdieron la vida en la tragedia.
Aunque el incendio fue catastrófico, este llevó a la preservación y almacenamiento de películas en México y el mundo, razón por la que se implementaron nuevas normas de seguridad y se adaptaron materiales menos inflamables para la conservación del archivos fílmicos.
El recinto fue restaurado y reinaugurada en 1984 en otro lugar, donde actualmente se encuentra. Actualmente es considerada un referente cultural y uno de los espacios más importante para la difusión del cine en México.
Por otra parte, aunque se tiene conocimiento de que la tragedia fue accidental, se ha rumorado que Carmen Romano, quien era esposa del presidente de México en ese tiempo, José López Portillo, fue quien lo ocasionó.
Se especuló que Romano había ordenado el incendio como represalia por la proyección de una película que mostraba imágenes de la Primera Dama en actitud indecorosa; esta cinta fue dirigida por Felipe Cazals y se titulaba “El año de la peste”.
Algo que es importante mencionar es que en el incendio también se perdió material inédito de la matanza estudiantil de 1968 ocurrida en Tlatelolco.
