Puente Grande: la segunda casa de el Chapo

10.3.2020
Actualidad y Noticias

Una de las prisiones mexicanas más mediáticas, de supuesta extrema seguridad y populares, sin duda a través de los años ha sido la de Puente Grande. Ubicada en el estado de Jalisco, PuenteGrande saltó a la fama tras la primer fuga de Joaquín Guzmán Loera en el 2001. Esta mañana el Diario Oficial de la Federación hace pública la disposición del cierre de dicha prisión, el Centro Federal de Reinserción Social, (CEFERESO) número 2.

En 1993 Joaquín "El Chapo" Guzman saltó a la fama por su participación en el asesinato del cardenal Juan Jesus Posadas Ocampo, quien, según la versión oficial, murió en el fuego cruzado en un enfrentamiento entre sicarios del cartel de Guadalajara y sicarios del cartel de Los Arellano Felix. El Chapo fue capturado e ingresado junto con algunos de sus cómplices primero en el penal federal de Almoloya y unas semanas después, trasladado al Centro Federal de Readaptación Social de Puente Grande en Jalisco.

El traslado no fue casualidad. Correspondió a un acuerdo con las autoridades de ese entonces. En Puente Grande, el Chapo estaría cerca de su familia y de sus socios que en ese entonces vivían en Guadalajara. Al momento de su detención, el cártel de Guadalajara pasaba a convertirse en cártel de Sinaloa y Amado Carrillo Fuentes se consolidaba como el líder absoluto del la organización criminal, aunque poco a poco mudaba su sede de operaciones a la ciudad fronteriza de Ciudad Juarez.

En Sinaloa y Guadalajara, quedaban al mando Juan José Esparragoza “El Azul” e Ismael Zambada García “El Mayo”, ambos compadres del Chapo, decidieron respetarle sus negocios y desde afuera, por medio de sus primos Arturo y Alfredo Beltran Leyva, mantuvieron su influencia en el cártel y, por lo tanto, le permitieron vivir como rey al interior del penal.

Para 1995, ya en el sexenio de Ernesto Zedillo, El Chapo se mantenía operando desde su celda con total impunidad y, en 1997, con la muerte de Amado Carrillo, vió el camino libre para poder organizar su escape del centro penitenciario pues sus principales rivales, los Arellano Felix, acechaban y amenazaban con ganarle sus plazas.

El plan para fugarse fue operado desde afuera por sus primos y ahora poderosos socios, Los Beltran Leyva. Específicamente, Arturo Beltrán se encargó de reclutar en sus filas al subdirector de seguridad y custodia del penal federal, al Lic. Dámaso Lopez, quien después de la fuga renunció a su cargo y se enroló en las filas del cartel, al servicio del Chapo Guzman. Dámaso y Arturo, se encargaron de comprar a todas las autoridades penitenciarias y de alto nivel  que, hábilmente, propusieron que el plan de fuga se consumara hasta después del 1 de diciembre, una vez que entrara la administración de Vicente Fox.

Fue la noche del 19 de enero cuando se encendieron las alertas pues el Chapo Guzman no respondió al pase de lista de la tarde. De acuerdo con "el Vicentillo", hijo de Ismael "Mayo" Zambada, quien declaró en Estados Unidos contra el capo bajo la clasificación de testigo, fue con la ayuda del encargado de la lavandería del penal conocido como "Chito", Joaquín Guzman se habría escondido en un carrito de lavandería, entre sábanas y mantas sucias, a bordo del cual cruzó seis controles internos el 19 de enero del 2001.

Luego del escape, se supo que fueron 70 personas las involucradas en la operación, aunque "el Vicentillo" afirmó que el entonces presidente, Vicente Fox, desconocía del acto. La huída del Chapo incluyó el bloqueo del sistema de video vigilancia del penal para así facilitar su partida a través de la aduana del Cefereso, mismo que hoy ha sido dado de baja del sistema penitenciario nacional.

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Redacción IMGGustavo Mendoza

Politólogo de la Universidad Autónoma de Querétaro y estudiante de leyes. Gestor corporativo con experiencia de más de 10 años en la industria privada.

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