A río revuelto, ganancia de pescadores

4.3.2020
Opinión

El actual estado de emergencia sanitaria que hay en todo el país ha obligado a cambiar en buena medida el modo en que llevamos nuestra vida. Y esto aplica en todos los campos: el familiar, el laboral, el social, entre otros que pudieran considerarse. Desde la sana distancia que manejamos a nivel personal hasta la aplicación de políticas en las ciudades del país para mitigar el alto contagio que representa el Covid 19.

 

Los gobiernos estatales y municipales han optado por determinadas acciones para tratar de prevenir que, uno tras uno, los ciudadanos contraigan el virus y, en el peor de los casos, lleguen a perder la vida. La obligación de quienes nos encabezan es hacer preservar el derecho a la vida que tenemos todos, según nuestra Norma Suprema. Así de sencillo. Esto ha llevado a que el Gobierno Federal emita, semana con semana, distintos Acuerdos que se presentan cada vez con más intensidad en cuanto a las medidas que deben tomarse. A su vez, las entidades federativas han hecho lo propio para garantizar la vida de sus habitantes y de los trabajadores de los aparatos estatales así como del sector privado, sin embargo parece no ser suficiente. No, no lo es y no lo será.

 

En medio de la incertidumbre y la sobreinformación (ya no podemos escudarnos en que se trata de “falta de información”) se ha creado un ambiente de desconfianza entre personas. El distanciamiento social, que es necesario ante esta emergencia, ha disminuido el contacto físico y hasta verbal entre unos y otros, fenómeno que se mitiga con el uso de las tecnologías. El rumor prevalece, justamente por el exceso de datos, en medio de cualquier charla. Hay un río revuelto sin duda.

 

Y al haber río revuelto no faltan los pescadores que tratan de sacar lo “mejor” de la situación, incluso poniendo su propia salud en riesgo. El claro ejemplo es el presidente de la república quien, pese a las obligadas medidas, no deja de tener giras y encuentros con su equipo de trabajo. Y hay quienes pretenden emularlo a sabiendas del escollo que representan las actividades públicas. Tal es el caso del diputado local por Morena en Querétaro, Mauricio Ruiz Olaes, quien bajo el argumento de que la labor de todos los servidores públicos es solidarizarse y ayudar, se dio a la tarea entregar lo que en apariencia son despensas. Claro, no  podía faltar la foto, de lo contrario el cacaraqueo no se consolida lo suficiente. Son “aplaudibles” esas ganas de ayudar, pero por la coyuntura que se vive, el pensamiento puede indicar que solo se busca subirse a la ola, por no decir al tren ese. Pensar que en 2019 se llegó a pronunciar por no darle entrada al oportunismo en Morena, cuando esos son los cimientos de ese partido. En fin.

 

Ya ni qué decir de la legisladora local Elsa Méndez, también de Querétaro. Pese al mensaje diario de “Quédate en casa”, se da a la tarea de visitar los hogares para entregar algunas ayudas, pese al riesgo que puede representar la dinámica en razón de que la diputada se encuentra constantemente expuesta por no quedarse en casa. Y de igual modo, la foto tampoco puede faltar. Hay que cacaraquear el hecho, de lo contrario no vale la pena la actividad política.

El Acuerdo del 24 de marzo publicado en el DiarioOficial de la Federación señala en su inciso C, del Artículo Segundo, que se deben suspender actividades de los sectores PÚBLICO, social y privado que involucren concentración física, TRÁNSITO o DESPLAZAMIENTO de personas. O no entendemos que no entendemos, o solo buscamos saborear unas morusas políticas aprovechando la situación, de lo contrario ni fotos habría.

 

Tal vez les moleste el señalamiento y la crítica, pero ante una emergencia sanitaria nacional, derivado de la propagación relámpago de un virus, se deben tomar medidas preventivas. Hay gente muriendo. Ya vendrán los tiempos de hacer política, de momento estos tiempos exigen responsabilidad por parte de todos los servidores públicos.

Redacción IMGDiego Parra

Politólogo egresado de la UAQ.

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