La literatura de William Shakespeare se caracteriza por un impresionante poder de síntesis, a la vez que un dominio preciso y amplio del idioma que convierte sus obras en delicadas y elegantes, aunque a veces difíciles de entender. Los protagonistas, jamás cuestionados, encerraban un universo de virtudes, obsesiones, defectos y peculiaridades que los hacían únicos y casi absortos de la realidad que los rodeaba.
Shakespeare escribió numerosas obras de teatro y poemas. La mayoría de las obras de teatro fueron publicadas varios años después de su muerte, divididas en dramas, comedias y obras históricas, donde no podemos olvidar: Hamlet, Romeo y Julieta, Otelo, Macbeth o El sueño de una noche de verano.
- • “El amor de los jóvenes no está en el corazón, sino en los ojos”.
- • “Morir, dormir… ¿dormir? Tal vez soñar”.
- • “Antes que nada ser verídico para contigo mismo. Y así, tan cierto como que la noche sigue al día, hallarás que no puedes mentir a nadie”.
- • “Mira que a veces el demonio nos engaña con la verdad, y nos trae la perdición envuelta en dones que parecen inocentes”.
- • “Al nacer, lloramos porque entramos en este vasto manicomio”.
- • “El amor, como ciego que es, impide a los amantes ver las divertidas tonterías que cometen”.
- • “¡Perder el sueño, que desteje la intrincada trama del dolor; el sueño, descanso de toda fatiga; alimento el más dulce que se sirve a la mesa de la vida”.
- • “Asume una virtud si no la tienes”.
- • “El que va demasiado aprisa llega tan tarde como el que va muy despacio”.
- • “El hombre arruinado lee su condición en los ojos de los demás con tanta rapidez que él mismo siente su caída”.
- • “No basta levantar al débil, hay que sostenerlo después”.
- • “Si todo el año fuese fiesta, divertirse sería más aburrido que trabajar”.
- • “Sería muy poco feliz si pudiera decir hasta qué punto lo soy”.
- • “El amor es un loco tan leal, que en todo cuanto hagáis, sea lo que fuere, no halla mal alguno”.