Stalingrado, la batalla que definió la Segunda Guerra Mundial

10.11.2020
Historia

El punto de inflexión de la segunda guerra mundial, la batalla de Stalingrado, fue un encarnizado conflicto urbano, en el que decenas de miles de soldados alemanes y soviéticos murieron. Aquí fue donde el Ejército Rojo demostró que no solo podía contener a la Wehrmacht, sino también derrotar a la máquina de guerra alemana, aparentemente invencible.

La Operación Barbarroja, la invasión alemana de la Unión Soviética, fue la mayor invasión terrestre de la historia, enfrentando a 3,6 millones de soldados alemanes y sus aliados contra unos tres millones de soldados soviéticos en la Unión Soviética occidental Táctica y doctrinalmente superiores, los alemanes avanzaron más lejos y más deprisa que ningún otro ejército moderno, capturando unos tres millones de prisioneros. Sin embargo, la Unión Soviética no se desplomó, como Hitler había predicho. Los objetivos estratégicos poco claros, la logística excesivamente forzada, la resistencia soviética inesperadamente dura y el terrible invierno ruso hicieron que los alemanes no lograran derrotar a su enemigo en 1941. De hecho, el Ejército Rojo pudo lanzar una contraofensiva en Moscú el 5/6 de diciembre, que tomo desprevenidos a los alemanes, rechazándolos más de 160 km en algunos lugares antes de que se estabilizara la línea.

Barbarroja le había costado al ejército alemán 1,1 millones de bajas. Solo ocho de las 162 divisiones del ejército oriental contaban con todos sus efectivos. Las pérdidas de vehículos también fueron elevadas. En la primavera de 1942 no había ninguna posibilidad de reanudar la ofensiva; los alemanes solo tenían recursos para un avance. Stalin y el alto mando soviético previeron que los alemanes reanudarían su asalto sobre Moscú y acumularon sus reservas en la región. No obstante, con la entrada de los EE.UU. en la guerra en diciembre de 1941, Alemania se enfrentaba con la posibilidad de que se abriera un segundo frente y de una larga guerra de desgaste. Así, Hitler decidió avanzar en dirección sur hacia el Transcáucaso y los yacimientos petrolíferos, que suministraban el 90% del combustible soviético. Esto privaría a los soviéticos de combustible y proporcionaría recursos para una guerra prolongada contra Inglaterra y los EE.UU. Planteó esta opinión en la directiva del Führer n.° 41 el 5 de abril de 1942, afirmando que: «Todas las fuerzas serán concentradas para las operaciones en el sector sur, con el fin de destruir al enemigo antes de alcanzar el Don, capturar los yacimientos petrolíferos del Cáucaso y los pasos a través de las montañas del Cáucaso».

Stalin también comprendía la importancia de la ciudad. El 12 de julio estableció el frente de Stalingrado, formado por el 62.°, 63.° y 64.° ejércitos. Una semana después la propia ciudad fue puesta en pie de guerra, aunque no habría evacuación en masa de la población, ya que Stalin creía que las tropas combatirían mejor por una «ciudad viva». El 23 de julio emitió la orden n.° 277, según la cual el Ejército Rojo no daría «ni un paso atrás». Los comandantes alemanes observaron un claro endurecimiento de la resistencia soviética, pero consiguieron abrirse camino a través del 64.° Ejército y cruzar el Don el 23 de agosto.

Stalingrado fue una inflexión decisiva en la guerra contra Alemania. El ejército soviético había derrotado a la Wehrmacht. Aunque Alemania mantendría una ventaja táctica, en Stalingrado los soviéticos mostraron una mayor comprensión del nivel operacional y estratégico de la guerra. El Ejército Rojo había atraído a la Wehrmacht a una batalla de desgaste. Sin embargo, también había sido capaz de lanzar una operación móvil «maniobrera» a gran escala, que destruyó al 6.° Ejército. La victoria de Stalingrado iría seguida de muchas más.

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