Reggae: reivindicación caribeña y africana

2.4.2022
El cuarto arte

En las últimas dos décadas, la música reggae se ha convertido en una música de impacto mundial. A pesar de originarse en la pequeña isla de Jamaica, este género musical fue catapultado a los mercados musicales globales y su diseminación ha cubierto todos los continentes. No es extraño entonces, que dada su reproducción masiva, en ocasiones el reggae quede desvinculado de la realidad sociohistórica que le dio origen. El reggae ha sido identificado como la música de protesta y conciencia social por excelencia, mientras también ha adquirido un cierto carácter comercial relacionado con un imaginario tropical muy asociado a la cultura playera. Esto amerita que se conozcan adecuadamente los orígenes de este género musical.

El reggae emerge en Jamaica en la segunda mitad de los años sesenta como un sucesor musical del ska y el rocksteady. Se distinguió de sus antecesores, entre otras cosas, por tener un ritmo más lento y una menor intervención de los instrumentos de viento. Sin embargo, lo que marcó más la diferencia con las músicas jamaiquinas anteriores fue su contenido más explícito de protesta social y política. Las razones para esta última distinción son diversas. En primer lugar, se encuentra el contexto social e histórico en el cual emergió el reggae. Para el pueblo jamaicano, que recién había ganado su independencia de Gran Bretaña en 1962, los años sesenta fueron un periodo muy turbulento trastocado por movimientos poblacionales internos, una creciente desigualdad socioeconómica y la represión gubernamental hacia los sectores marginados. Como parte de este escenario social, la música se convirtió en una alternativa económica (y ciertamente de desahogo) para los sectores desposeídos del país. Una parte significativa de los músicos de ska, rocksteady, y luego del reggae provenían de las áreas urbanas marginadas de la capital, Kingston. No es casualidad que muchas de las canciones de reggae de los años sesenta y setenta hagan referencia a la pobreza y a la crítica situación sociourbana que experimentaba el país. Tenement Yard (1975) de Jacob Miller y el grupo Inner Circle y I Need a Roof (1976) de los Mighty Diamonds son canciones que manifiestan esto de forma clara.

Más allá de un contenido sociourbano, el reggae vino también a representar la ideología particular de un grupo social localizado en los guetos de West Kingston. Desde los años sesenta, la represión del Gobierno fomentó que el movimiento rastafari saliera de sus comunas rurales en la periferia de la ciudad para ubicarse en los arrabales capitalinos. Con esta movilización, el movimiento socioreligioso conocido como rastafari, que surgió en los años treinta, ganó mayor visibilidad social y urbana. De esta forma, coinciden en un espacio geográfico-urbano los grupos marginados, los rastas y el centro de la cultura musical jamaicana.

De manera que el reggae producido en los años setenta (que ahora se conoce como roots reggae) no solo se refirió al espacio sociourbano del gueto, sino a quienes lo habitaban y su ideología. Canciones como Positive Vibration (1976) de Bob Marley, Exodus (1977) de Bob Marley y los Wailers, y Legalize it (1976) de Peter Tosh, y muchas otras, manifiestan diferentes aspectos de la cultura e ideología rastafari. El renombrado intérprete de reggae Burning Spear ha realizado diversas canciones que hacen referencia al líder sociopolítico Marcus Garvey, uno de los predecesores y pilares ideológicos del movimiento rastafari. Además de manifestar la identidad de grupos sociales en particular, la música reggae también se encargó de desenterrar el pasado de estos grupos para convertirse en un documento histórico de los grupos racialmente oprimidos. Más allá de buscar la historia de la esclavitud en Jamaica y el Caribe en libros, esta historia se encuentra en la letra de muchas canciones de reggae. Moses Children (1977) de Bunny Wailer y Slavery Days (1975) de Burning Spear hacen referencia clara a la dureza del trabajo bajo el régimen esclavista. Parte del texto de esta última canción de Spear exhorta a recordar ese pasado: “Ellos nos usaron, hasta que nos desecharon […] Con grilletes alrededor de nuestros cuellos”. Por otro lado, este mismo intérprete habla de la vida de los esclavos escapados, los cimarrones, en el texto de la canción Man in the Hills (1976).

El contexto político local y global de los años setenta también influyó en la producción musical del reggae. Diversas canciones se refirieron a las batallas entre las gangas políticas del Partido Nacional del Pueblo y el Partido Laborista de Jamaica (Tribal War [1977] de Third World), la desestabilización social y política del país (Rat Race [1976] de Bob Marley), y los dilemas locales y globales en que Jamaica y su gente estaban involucrados de una u otra forma. La independencia de las naciones africanas durante esa época fue uno de los acontecimientos internacionales que llamó la atención del pueblo jamaiquino, y de algunos intérpretes de reggae, llevando a Bob Marley a participar de la celebración de la independencia de Zimbabue en 1980.

En resumen, en Jamaica la música reggae fue en todos los sentidos un barómetro social de la vida en el país al igual que un testimonio histórico de su pasado y del mismísimo presente que reportaba en sus canciones. En esa misma tradición, el dancehall jamaiquino ha emergido con fuerza desde los años ochenta, y durante los noventa vino a servir también como testimonio de la vida social, cultural y política contemporánea del país. En una forma que ha sido heredada por el rap underground o el reguetón de Puerto Rico, el dancehall representa en su texto e interpretaciones la cultura de la vida urbana de Kingston, la sexualidad explicita de los jamaiquinos, y las rivalidades entre los diversos sectores de la sociedad. El roots reggae, aunque vivo en la cultura del país, ha sucumbido ante la primacía del género dancehall que actualmente es más disfrutado por la juventud jamaicana.

A nivel global, sin embargo, el reggae tradicional de las décadas del sesenta, setenta, y ochenta ha generado un número significativo de intérpretes y seguidores en el Caribe mismo, pero también en todo el hemisferio americano, en Europa y áfrica. En el Caribe oriental, Puerto Rico y Cuba, diversos artistas y grupos musicales se han dedicado a reproducir los ritmos del reggae, incluyendo a Nelly Stharre (Dominica), Cultura Profética (Puerto Rico) y Remanente (Cuba). En Suramérica, Edson Gomes en Brasil se ha destacado por sus interpretaciones de reggae brasileño, mientras que en Europa, un sinnúmero de grupos de reggae han emergido en Francia, y por supuesto, en el Reino Unido, la antigua metrópoli de Jamaica. En áfrica se destacan Alpha Blondy en la Costa de Marfil y el fenecido Lucky Dube en Sudáfrica como intérpretes excepcionales de reggae. La diseminación y popularidad del reggae a través del mundo es un indicativo más del carácter global y transnacional de la historia caribeña.

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