Los africanos llegaron a América años antes que Colón

9.24.2020
Historia

África ha sugerido en la mente occidental la aventura descarnada y el peligro exótico. Desde la Antigüedad el continente misterioso aparecía en los mapas como una masa inacabada; bien perfiladas las trazas de sus costas pero mudo en su interior. ¿Qué se oculta tierra adentro? A pesar del cambio de mentalidad la historia de África sigue siendo, en parte, desconocida. Mientras en la Edad Media el mapa de Europa estaba atomizada en una infinidad de reinos, condados y ducados, el interior de África albergaba poderosos imperios.

En el África Occidental surgió uno de los imperios más fastuosos del Medievo: el de Mali. Como todo gran imperio, su nacimiento raya en lo mitológico con las gestas de Sundiata Keita. Los jefes tribales le otorgaron el título de “mansa” –soberano supremo–, naciendo el imperio de Mali que era un conglomerado de reinos dependientes y vasallos que, en el momento de máxima expansión –segunda mitad del siglo XIV–, abarcaba desde las costas del Atlántico hasta el curso medio del Níger, pasando por la Alta Gambia. La importancia que tuvo el imperio de Mali reside en su riqueza. Una serie de rutas comerciales transaharianas hacían que afluyera a ciudades tan míticas como Tombuctú cantidades ingentes de marfil, nueces de cola, cueros, sal y, sobre todo, oro.

Los árabes del Norte de África cruzaban el desierto del Sáhara para obtener el oro de Malí, que utilizaban los imperios islámicos para acuñar la moneda que usarían en el Mediterráneo. Fue tal la fama de la riqueza aurífera de Malí que en el Atlas Catalán de Abraham Cresques (1375) aparece representado un rey negro con corona y cetro portando una gran pepita de oro.

El soberano maliense relató que "el gobernante que me precedió no creyó que era imposible descubrir los límites del mar circunvecino. Tenía alrededor de 200 naves equipadas y las llenó de hombres, y el mismo número llenas de oro, agua y suministros en cantidades suficientes para años. Él les dijo a los comandantes que sólo regresaran cuando hubiera alcanzado los extremos del océano o hubieran agotado comida y agua. Reapareció un solo barco y le preguntamos a su capitán acerca de su aventura". El testimonio de Al-Umari encierra una historia que, de ser cierta, abriría unas hipótesis históricas de gran calibre. El “mansa” que precedió a Musa fue Abubakari II.

Abubakari II no se sintió saciado con la infructuosa expedición que mandó a cruzar el océano. El único superviviente fue interrogado por el “mansa” para conocer los vericuetos del viaje. Siguiendo a al-Umari, "él les dijo cómo fue que finalmente entraron en algo semejante a un río con violentas corrientes. Él era el último de la fila y vio cómo las otras naves desaparecían. Él regreso para contar su historia". El “mansa” organizó una segunda expedición de 2,000 embarcaciones, traspasó el poder a “mansa” Musa y "partió con su compañero y los demás al océano. Esa fue la última vez que lo vi a él y a los otros...", relata el historiador árabe.

Este texto puede parecer irreal, pero constituye una fuente histórica. Un relato que siembra varias preguntas: ¿por qué fracasó la primera expedición?, ¿llegó Abubakari II a alguna tierra desconocida? Algunos investigadores, como Ivan Van Sertina, utilizaron el relato como la base para construir la teoría de un descubrimiento africano de América. En su obra “Los que llegaron antes que Colón: la presencia africana en la antigua América” (1975), defiende la llegada africana antes que Colón y su influencia en los indios americanos que explicaría, por ejemplo, el conocimiento indo-caribeño del oro. Las fuentes disponibles son pocas, el ya citado Al-Umari y las fuentes orales, en concreto los griots, narradores del África Occidental similar a los trovadores europeos.

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