Las Adelitas de la Revolución Mexicana

11.20.2021
Historia

También conocidas como soldaderas, las adelitas jugaron un papel fundamental en la lucha por los derechos de los campesinos durante la Revolución Mexicana, que tuvo lugar de 1910 a 1917.

Madres, hijas, hermanas, esposas y amantes abandonaron todo para acompañar a sus hombres en la lucha y llevar un poco de sus hogares con ellos.

Durante la lucha, estas mujeres lucharon, abastecieron de armas y alimentaron a los ejércitos, hicieron de espías, de enfermeras, de amantes, procuraron el honor de las jóvenes y se alzaron contra la injusticia social que oprimía a los jornaleros y exigieron sus derechos como mujeres y ciudadanas de la República.

Valientes y temerarias, contribuyeron en gran medida a obtener la victoria en la lucha por los derechos de los trabajadores y la igualdad de género.

Aunque la Revolución Mexicana no fue la primera vez en que las mujeres tomaron las armas y lucharon, pues durante la Guerra de Emancipación del Imperio de España, en 1810, sus antepasadas también tuvieron un papel determinante en la contienda.

Con su integración a la lucha, las mujeres tomaron un papel del que originalmente fueron excluidas al ser consideradas incapaces, ser calificadas como “marimachas” o de dudosa moralidad. Con este movimiento, se marcaría el camino hacia el sufragio femenino décadas más tarde.

Y pese al rol que desempeñaron en la lucha revolucionaria, durante muchos años la historia de las adelitas permaneció olvidada por años, ocultas a la sombra de historias contadas por hombres, e incluso fueron plasmadas en la cultura popular y la divulgación histórica más como un elemento de adorno sexual o pintoresco, subordinado al guerrillero.

De esta manera no se había destacado la verdadera fortaleza que las convirtió en esas mujeres contemporáneas y guerreras que lucharon por sus intereses, sino que únicamente aparecieron reflejadas como uno de los muchos melodramas paralelos a la Revolución.

«Sin ellas no hay Revolución Mexicana: ellas la mantuvieron viva y fecunda como la tierra», afirma sobre la importancia de las Adelitas durante los levantamientos, Elena Poniatowska.


Enfermeras de la revolución

Aunque hoy en día, cualquier mujer que participó en la Revolución es considerada una adelita, el término refiere más específicamente a las enfermeras revolucionarias y es, de hecho, por una de ellas que se les bautizó como adelitas.

A pesar de que la mayoría de las enfermeras que formaron parte de la Revolución Mexicana permanecieron en el anonimato, una de ellas sí dio su nombre: Adela Velarde Pérez, considerada la primera adelita.

A la corta edad de 14 años, Adela Velarde huyó de su casa para unirse a la Cruz Blanca Constitucionalista, una brigada itinerante conformada por personal que salió de Laredo rumbo a Ciudad Juárez.

Adela Velarde Pérez.

De acuerdo con Leonor Villegas en La rebelde, una jovencita muy bella se le acercó en Chihuahua diciéndole “Señora, yo quiero servir en sus filas”. Se trataba de Adela Velarde, quien desde entonces atendió a los heridos y siguió a la brigada hasta su llegada a la Ciudad de México en 1914.

Además, se dice que su destreza y eficiencia la convirtieron rápidamente en una de las favoritas de las tropas. También se sabe que tuvo una destacada participación en contra de la Usurpación Huertista.

Después de la Revolución, Adela Velarde trabajó durante 32 años en un puesto burocrático de la Secretaría de Industria y Comercio y fue hasta 1963 que se le concedió una pensión como veterana de la Revolución.

Adela Velarde murió en 1971 en Texas, Estados Unidos. Actualmente, sus restos yacen en el cementerio de San Felipe en Del Río, Texas.

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