De Jesús Arriaga a "Chucho el Roto": la historia del Robin Hood mexicano

7.5.2021
Historia

Cuenta la leyenda que Jesús Arriaga, alias “Chucho el roto”, nació en Santa Ana Chiautempan, Tlaxcala, en el año de 1858, de oficio ebanista. Debido a la muerte de su padre, fue su deber mantener a su madre y hermana; de esta manera un buen día llegó a su taller un caballero distinguido solicitando un ebanista para que examinara una sillería fina italiana.

Así fue que conoció a Matilda, sobrina del caballero, de quien se enamoró y fue correspondido, pero su extracto humilde ponía una barrera entre los dos debido a la diferencia de clases; sin embargo, eso no impidió del todo que Matilda se embarazara de Jesús y tuvieran una hija, motivo que hizo que don Diego de Frizac mandara a Matilda a Europa para dos años después regresar con una niña llamada Dolores, de quien decían era adoptada.

Ante tal situación, Jesús decidió robarse a su hija y fue encarcelado; al ser atrapado, fue recluido en la cárcel de Belem, en la capital del país, para posteriormente ser trasladado a San Juan de Ulúa en Veracruz, cárcel conocida por sus tormentos a los reclusos.

En 1885 Jesús se escapó de San Juan de Ulúa con la decisión de estafar y robar principalmente a los ricos para ayudar a la gente pobre, con quienes repartía sus botines y, para ello, vestía de manera elegante.

En esos días a los ricos se les apodaba “rotos”, de este apodo fue que surgió el sobrenombre de “Chucho el roto”. Durante diez años, Chucho logró estafar y robar de maneras muy ingeniosas, hasta que fue apresado en Querétaro por el robo a una joyería.

Una vez trasladado a San Juan de Ulúa, Chucho intentó escaparse de nuevo, pero logró su objetivo a medias, ya que fue perseguido en lanchas y apresado de nuevo, siendo lesionado de una pierna. El juez en turno, Javier de la Torre, es a quien se reconoce como el primero en llamar “roto” a Jesús Arriaga. Pues al verlo vestido impecablemente en el juicio se cuenta que exclamó: “¡Mírenlo, es un roto!”

Como resultado de su fuga frustrada el juez lo condenó a trescientos latigazos, no obstante, Matilde, la madre de su hija, se comenta que pagó al verdugo conocido como “El Chino” para que aplicara los latigazos de manera tal que no lo matara. Lo siguiente que se sabe es que fue trasladado al hospital “Marqués del Monte” donde murió en brazos de Matilde, a quien juró amor eterno.

Cabe señalar que Chucho el Roto no era cualquier bandido, él era un maestro del engaño y el disfraz, un hombre sumamente astuto que tenía como principio nunca derramar ni una gota de sangre. Pronto se convirtió en el bandido del pueblo pues en plena desigualdad durante el porfiriato Porfiriato se dedicó a robar a las clases altas y con ello ayudar a los más necesitados.

Algunas versiones cuentan que resultó gravemente herido, por lo que tuvieron que trasladarlo a un hospital en la ciudad de Veracruz; pero la versión no oficial cuenta que su muerte fue tan solo un truco más. Pues en el ataúd que supuestamente lo llevaría a la Ciudad de México no se encontró el cuerpo, sino un montón de piedras. Lo cierto es que hasta la fecha se desconoce en dónde se encuentra la tumba de Chucho el Roto.

La versión oficial dice que murió en Veracruz el 25 de marzo de 1894 a los 36 años de edad. Fueron Matilde y Dolores, su hija, quienes reclamaron el cuerpo. El féretro fue trasladado a la Ciudad de México bajo la custodia de guardias contratados por Matilde, donde se le dio cristiana sepultura.

Su paso por Querétaro

Más allá de que fue apresado en el estado, no se tienen pruebas de que haya habitado en la entidad; sin embargo, existe una casa en la comunidad de Saldarriga, en el municipio de El Marqués, Querétaro, la cual es famosa porque aseguran que ahí vivió Chucho El Roto, de hecho, así se le conoce, como La Casa de Chucho El Roto.

A las afueras de la casa se pueden ver unos arcos de cantera, deteriorados por los años, además de pintas hechas por vándalos, rodeada por comercios, talleres mecánicos y puestos de comida.

Actualmente habita en la casa una mujer mayor, Margarita, quien da clases de regularización a niños, dice que heredó la casa de su padre. La construcción en su mayoría se mantiene original, con excepción del techo y los pisos que fueron remodelados por el padre de Margarita.

Pese a que no hay evidencia de que ahí habitó Jesús Arriaga, la leyenda popular dice que sí, que ahí habitó el papá de Chucho El Roto, que era el administrador de la hacienda de Jesús María, a quien le pagaron con las tierras en donde hoy se ubica la casa, y que incluso, el pueblo en donde se encuentra, fue nombrado en su honor: Salda Arriaga.

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