Con 34 centímetros de altura y 3.85 kilogramos de peso, los Premios Oscar son el máximo símbolo de excelencia en la industria cinematográfica, siendo uno de los trofeos más populares del mundo, el cuál representa a un caballero desnudo sosteniendo una espada sobre un rollo de película.
Los rumores indican que el nombre se lo puso la bibliotecaria de la Academia, Margaret Herrick, en 1928 quien al ver la estatuilla aseguró que ‘se parecía a su tío Oscar’. Este mote apareció por primera vez en 1934, siendo adoptado de forma oficial en 1939 como nombre de la premiación más importante del cine mundial.
Sin embargo, lo que es un mito es la identidad del modelo de la estatuilla, pues se dice que el fornido caballero dorado de la espada se trata del actor y director mexicano, Emilio "el Indio" Fernández. Se cuenta que en los años veinte el famoso actor y director mexicano posó desnudo como modelo para el diseño de la codiciada estatuilla dorada.
El Indio
Emilio Fernández Romo nació el 26 de marzo de 1904 en Coahuila, México, apodado como ‘el Indio’, estudió en la Academia Militar y se enroló en las tropas que respaldaron la rebelión de Adolfo de la Huerta en contra el gobierno de Álvaro Obregón.
‘El indio’ fue apresado y posteriormente se fugó a Estados Unidos para exiliarse en la ciudad de Los Ángeles, donde se ganó la vida como actor extra y doble de estrellas en Hollywood, actividad que se convertiría en su oficio hasta sus últimos días.
Posteriormente, la amnistía de Lázaro Cárdenas a los ‘Delahuertistas’ le permite regresar al país, donde dirigió más de 60 películas en las que mostró los aspectos del México rural y tradicional, siendo artífice y pieza fundamental de la ‘Época de Oro’ del cine nacional.
En otra de sus circunstancias de vida de Emilio Fernández, fue acusado de asesinato y hecho prisionero, problema del cuál salió con el pago de una fianza. Hecho del cuál ‘el Indio’ siempre argumentó que lo hizo en defensa propia.
Emilio falleció el 6 de agosto de 1986 en la Ciudad de México y actualmente se le conoce como el primer representante del ‘nacionalismo cinematográfico’.
