La batalla de Waterloo, la derrota de Napoleón Bonaparte

10.11.2020
Historia

La batalla de Waterloo fue un combate que tuvo lugar el 18 de junio de 1815 en las proximidades de Waterloo, una población de la actual Bélgica situada a unos veinte kilómetros al sur de Bruselas, entre el ejército francés, comandado por el emperador Napoleón Bonaparte, contra las tropas británicas, holandesas y alemanas, dirigidas por el duque de Wellington, y el ejército prusiano del mariscal de campo Gebhard von Blücher.

Tras la vuelta del emperador de su exilio en la isla de Elba, dando inicio al periodo conocido como los «Cien Días», al reunirse la Séptima Coalición contra él, Napoleón decidió invadir los Países Bajos, lugar de reunión de las tropas de la nueva alianza. La batalla significó el final definitivo de las guerras napoleónicas.

Además de la batalla, forman parte de la campaña de Waterloo todos los combates entablados desde los primeros encuentros entre las tropas francesas con los destacamentos prusianos el 15 de junio hasta la retirada final del ejército francés el día 18, como las batallas de Ligny, Quatre Bras y Wavre.

Tras la victoria en Waterloo las tropas aliadas se adentran en Francia en busca de Napoleón. El 1 de julio, Von Blücher ocupa Versalles, el 8 de julio se restaura la corona de Luis XVIII y dos días más tarde, el 10 de julio, Napoleón se rinde. Será exiliado el 26 de julio en la isla de Santa Elena, situada en la mitad del Atlántico, donde morirá seis años después.

El sueño de Napoleón moría definitivamente, las fronteras se restauraron volviendo al estado anterior. Pero el paso de la Grande Armée por el continente dejó una doble huella, que en algunos casos, como el de España, tardaría pocos años en explotar (con la Revolución de 1820 y las Guerras de Independencia de Hispanoamérica), y fueron las ideas del liberalismo político y, a su vez, de un sentimiento nacionalista surgido como reacción a la ocupación francesa en diversas zonas del continente.

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