El oído es el último sentido que se pierde al final de la vida

7.17.2020
Ciencia y Tecnología

Un equipo de investigadores de la Universidad de Columbia Británica (UBC, según las siglas en inglés) ha logrado dar sustento científico a una verdad empírica que el personal de enfermería, los médicos y los familiares de quienes se enfrentan a la muerte conocen desde hace mucho tiempo: el oído es el último sentido que se pierde al final de la vida.

Mediante electroencefalografía (EEG), una tecnología ampliamente difundida que mide la actividad eléctrica en el cerebro, los expertos canadienses dirigidos por Elizabeth Blundon recopilaron una gran cantidad de datos del comportamiento cerebral de pacientes en diferentes condiciones, en el St. John Hospice de Vancouver.

Los responsables del estudio explicaron que en las últimas horas antes de una muerte natural esperada, en el caso de los pacientes terminales alojados en una institución, muchas personas entran en un período de falta de respuesta. Eso indicaría que ningún sentido se encuentra activo, aunque la audición parece no responder a ese patrón.

Estudiaron pacientes sanos que recibían controles, otros con cuidados paliativos frente a enfermedades terminales pero que todavía estaban conscientes y, por último, los mismos pacientes cuando ya ingresaban en un estado de inconsciencia. Según un comunicado de prensa, los resultados son sorprendentes con respecto a las respuestas cerebrales al sonido.

Lo más llamativo es que los científicos lograron identificar procesos cognitivos específicos al momento de ser estimulados con sonidos en los pacientes del último grupo, demostrando así que el sentido de la audición se preserva aún en los momentos finales de la vida y sin que sea necesario mantener un estado consciente.

Los investigadores destacaron que analizaron al detalle las diferencias en los resultados de los distintos grupos de pacientes, para evitar cualquier tipo de error de interpretación. Aún así, comprobaron claramente que los tonos utilizados para buscar respuestas cerebrales generaban una actividad eléctrica similar en los pacientes sanos y en aquellos en estado terminal, incluso cuando ya estaban inconscientes.

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