El genocidio armenio: herida abierta de la humanidad

12.10.2019
Historia

El 24 de abril de 1915 cientos de armenios, entre ellos religiosos, intelectuales, profesionales y ciudadanos destacados, fueron arrestados y deportados hacia el interior del Imperio Otomano. Muchos fueron luego asesinados por orden de los líderes del Imperio. Ese día comenzó la puesta en marcha de un plan urdido con muchos años de antelación: el plan sistemático de exterminio del pueblo armenio.


Así, entre 1915 y 1923 más de un millón y medio de armenios fueron deportados y masacrados. Hasta ahora todos los dirigentes que gobernaron Turquía desde entonces han rechazado el término genocidio. Todavía hoy Turquía sostiene que se trató de una guerra civil, esgrimiendo como argumento los fuertes lazos que existían entre armenios y rusos.
Sin embargo, la “Cuestión armenia” era para los líderes del Imperio Otomano una preocupación de vital importancia. Ya a finales del siglo XIX, Grecia, Serbia, Rumania, Montenegro, Bulgaria y Moldavia habían alcanzado su autonomía, y los líderes del Imperio Otomano no estaban dispuestos a permitir un mayor desmembramiento. Así, entre 1894 y 1896 fueron asesinados más de 300.000 armenios. También en 1909 se produjo la masacre de Adaná, donde fueron asesinados entre 15.000 y 30.000 armenios.


Compartimos aquí las escalofriantes palabras de Nazim Fehti, secretario general del Comité de Unión y Progreso (CUP), que en 1910, cinco años antes del comienzo del genocidio, llamaba a abstenerse de la conciencia y de los sentimientos humanitarios para aniquilar al pueblo armenio. Además proponía sin tapujos: “Las riquezas de los armenios pasarán a ser propiedad del gobierno turco”.


En agosto de 1939, poco antes de invadir Polonia, Hitler recordaba con frialdad: “Después de todo, ¿quién habla hoy del aniquilamiento de los armenios?”.

Entradas relacionadas