Fue en 1531 cuando una cruz que se apareció en el cielo del Cerro del Sangremal con el Apóstol Santiago a un lado sobre un caballo blanco, interrumpió y puso fin a una sangrienta batalla que ahí se libraba entre españoles e indígenas. Cuenta la leyenda que al ver la imagen, los nativos se rindieron ante sus conquistadores. Desde aquella ocasión, cada 13 de septiembre se realiza la festividad de la Santa Cruz.
Fue el año pasado, el 2019, cuando 20 mil danzantes provenientes de varios estados de la República se dieron cita en las calles de Querétaro para realizar el tradicional desfile monumental, bajando por avenida Zaragoza y acabando en el Templo de la Cruz. En este 2020, ante las restricciones por la pandemia, la tradición se mantuvo, con sana distancia, cubrebocas y alcohol en gel, gracias a la participación de 200 concheros originarios en su mayoría, del barrio de San Francisquito en la capital queretana.
Para José Becerra, la festividad no tiene el impacto de muchos otros años, sin embargo, destacó la importancia que ésta tiene para ellos, por lo que decidieron no interrumpirla toda vez que, bajo su óptica, ya han reactivado otras actividades mucho menos trascendentes e importantes.
Es diferente: desgraciadamente por la situación que pasamos de la pandemia no ha sido el resultado de año con año que la tradición. Pero estamos aquí los guerreros que participamos que somos danzantes: ponemos nuestro corazón por delante para ofrendarle en esos día de la festividad de la Santa Cruz.
Fue en las inmediaciones de dicha colonia que hombres, mujeres y jóvenes emprendieron el baile, dando su mejor esfuerzo en cada una de las coreografías. En esta ocasión no hubo representación de la batalla, no hubo españoles o franceses, sólo hubo folclor, plumajes, baile, ritmo y tradición. Salieron de la calle 21 de marzo, tomaron insurgentes queretanos y recorrieron parte de avenida Zaragoza, para luego retornar a 21 de marzo, donde finalizaron. También permanecieron algunos minutos en Plaza Fundadores.
