Muchos estudios han encontrado que cocinar puede ser una actividad muy buena para nuestra salud y estabilidad emocional y por lo tanto, bastante terapéutica. Algunos pacientes con trastornos como ansiedad y depresión han presentado muy buenos resultados después de practicar sus habilidades en la cocina.
El secreto está en que cocinar nos da una serie de metas que son fáciles de cumplir y por lo tanto mejoran nuestro ánimo.
Otros beneficios de cocinar para tu salud mental es que seguir una receta o incluso hornear un pastel pueden aumentar tus niveles de concentración y confianza. Además, si nos enfocamos en hacer recetas saludables, la percepción de nuestro cuerpo puede cambiar favorablemente. Estar conscientes de lo que consumimos día a día y tomar decisiones correctas respecto a los ingredientes que utilizamos también puede cambiar nuestros hábitos alimenticios y fortalecer nuestro sistema inmunológico.
Cocinar también puede aumentar tu creatividad: mientras preparamos ciertos platillos, nuestra curiosidad por saber cómo funcionan y cómo combinar ciertos ingredientes aumenta, especialmente al hornear algo. Esto nos hace buscar diferentes recetas, ingredientes e incluso nuevos retos en la cocina. Es por eso que nuestra creatividad aumenta y también la confianza que viene al hacer algo nuevo.
Está comprobado que cocinar también puede ser una excelente forma para socializar, fortalecer nuestras relaciones interpersonales, aumentar nuestra autoestima y mejorar nuestra calidad de vida.
¿Lo mejor de todo? Cocinar representa una actividad inmediatamente gratificante ya que al final, siempre hay algo que podemos comer. Además, hacer varias recetas en casa mejora nuestra economía ya que gastamos menos en comida chatarra y podemos pasar más tiempo en familia.
